La hacienda de John Mac Donald tiene de todo en divertimiento.
Miento
Le falta estacionamiento.
Es que John Mac Donald anda de a pie y mira con miramientos a los automovilistas.
Prefiere los senderistas y los scouts y algunos campistas
Y uno que otro hermitaño.
TIene de todo río montaña y muchos arbustos.
Impenetrable para mi gusto.
Y el como es ya millonario
tiene canarios y osos polares
y no tiene ni una importancia que no arriben por sus servicios.
Ni por pesambre.
Por las mañana tiene el vicio
de juguetear con sus leones
mientras sus monos algo gruñones se están rascando.
Queda aún mucho por coloquiar de este muchacho
algo borracho según la revista que lo entrevistó hace unos años.
Cuando era un extraño exhibicionista con su cuantiosa fortuna.
Llame a la una de la mañana para reservar su visita.
En ese momento con voz de artista le informarán si hay vacantes.
Que no cualquier ser caminante llega a su reino de ecologistas.