Solté amarras desde un muelle, adolescencia,
por seguir mis utopías, el intento
empujadas son las velas por el viento
en la búsqueda incesante de la esencia.
Al arribo en cada puerto la insistencia
procurando no quedarme sin aliento
aprender de las vivencias el portento
agregándole a mis sueños la experiencia.
Tras diez años con intensos recorridos
fue el amor que puso dudas a este viaje
la de hablarle al corazón de los olvidos.
O enseñarle a detenerse en un paraje,
a vibrar con el amor y sus sentidos
y poder al fin anclar con su bagaje.