Yo no sé escribir poesía
sólo vago, escucho, y rayo.
Nada es realmente mío,
ni la letra, ni la musa, ni la tinta...
Yo me robo las ideas
de lo que me cuenta la brisa:
Es ella quien se enamora,
es quien ríe, y es quien llora,
y me recita los versos
de sus encuentros traviesos,
de sus sueños, de sus miedos,
y de sus soledades.
Me ha dicho que llora a mares,
y que ama a cuatro vientos;
que solía detener el tiempo
mirando dos ojos inquietos
para olvidar sus pesares,
que inventaba recitales
para cantarle al oído
a quien hoy ya se ha ido,
y no encuentra más remedio
que abandonarse a su vuelo,
y ya no volverá conmigo.
Pero aún escucho los quejidos
de su corazón abierto
y la entiendo en mi silencio:
Yo también me he vuelto olvido.