Si cuando el silencio inerme
en la fosa me acompañe,
amarme... tú quisieras
y apegarte a mis recuerdos:
Abraza mis cenizas,
mas... no las abraces mucho,
no sea que tu arrullo
en la eternidad me encuentre.
Y cual ladrón furtivo
me robe tu existencia,
para hacer que la presencia
de la muerte nos enlace;
¡y que al fin...
mi amor te alcance!,
como fantástica osadía
de mi póstumo pecado.
¡Mejor... que no me abraces
en aquel sitio sagrado!
xE.C.