Caminando hacia ti, me alcanzó la caricia de la brisa
Que incendió mi piel, con su frescor
La mirada inevitable de su aliento
El silencio inagotable de su sombra
Caminando hacia ti, la brisa fue ciclón caprichoso
Que inundó mi oído con su risa
El roce ineludible de la hierba húmeda en la espalda
La promesa redentora de la luz del sol a mediodía
Caminando hacia ti, la brisa transmuto en noche y estrella
Que aplacó el dolor de la penumbra
Apartando los fantasmas de la espera
Aquietando el corazón con su latido
Caminando hacia ti, la brisa troco en fogata encendida
Iluminando con su brasa a la nube
Para que la lluvia sea bautismo y sacramento
Que cobije nuestros cuerpos entre brumas