ubik

LA INVENCIÓN DEL RUIDO

Se tumba la arena 

hasta verse 

el dulce cráneo rodar

 

hembra de azogues 

escarba la huella cruda

de nuestros ojos inmundos

 

escupidos por el rayo mayor

bajo mordaza de huesos peregrinos

y turbulenta piedra 

 

si la luz es delación sin contemplaciones 

acércame la invisibilidad tullida del espejo

para ser testigo

de la otra muerte perdonada

que sólo la soledad celeste observa