Dos pasos por delante,
cierro roturas,
que a la fuerza
y con plúmbeo destape,
agarro al corazón
por sus migajas
y mancho.
Dos pasos por delante,
con agudos dolores de mente.
En el musgo atrapado, latente,
se escapa la vida de macedonias,
cerca del cielo porque no debo soñar,
sólo podría beber,
pero todo se repite y duele.
Dos pasos por delante,
violines desafinados dentro,
y una melodía acuosa que se adhiere, terca,
a la cicatriz,
recordando que ir dos pasos,
no me sirve de nada.