Aquí estamos en la perpetuidad
de la distancia,
ungidos con el aceite del vacío,
en la extinción de la cotidiana mentira,
tu cuerpo expuesto a media luna,
callado y abrupto,
transpira a sal, a viento,
y en la selva de tus labios
se eclipsa un sabor a engaño,
un amargo y aletargado silencio,
una noche que no acaba….
quiero decir un triste beso sin tiempo.
Y a ciegas
entre las raíces de tu cuerpo,
entre mis manos,
me colmas de palabras y de fantasías,
devoro entonces estas cenizas
tras los muros de la duda,
mi sangre cristalizada odia y bendice
tu soledad,
sabemos que no soy dueño de tu pasión
ni de tu voluntad….
así lo pactamos
para no herirnos más,
yo crucificando mi orgullo
tú callando tu verdad.