Aquellos ecos que anunciaban su fuerza, que de sus manos resurgían ya,
no eran mas que el recuerdo, angosto, de un camino que ya fué, ya habitó.
Sus manos, nuevamente, recogían aquellas voces que, inter-dimensionales vislumbraron, aquellos
sueños, que una vez, regados de polvo estelar, flores infinitas, gravitaron,
en ese camino, del alma, que ya fué.