A mí nadie me entiende
es díficil ser comprendida en estos días.
Las manzanas ya no son para comer
se han convertido en aparatos que nos unen
y que a la vez nos clasifican.
Tantos medios para difundir noticias
y uno que otro embuste.
¿Quién podrá apreciar mis escritos?
Si poco a poco se están yendo los grandes.
Estos sitios digitales
que ofrecen muy poco reconocimiento
ahora quieren todo gratis.
Pero yo soy la que escribe de manera muy antigua.
Todo a mano
palabra escrita en papel
con mucha tinta.
¡Quiero que todos sientan mi sentir!
Aunque a muchos no les importe
los anhelos de una tonta que se desvive
en compartir versos de aliento para sobrevivir...
y no ahogarse en la depresión
como muchos cuando piden compresión
y los mata el olvido.
Si más bien no se me dan los libros virtuales
o teclear mis inspiraciones por computadora.
Prefiero mil veces
mis libros que me acompañan.
Mi papel y bolígrafo que nunca me hacen falta
y que siempre están a mi disposición
cuando quiero desahogar mi dolor.
2 de agosto del 2020