Tengo las manos deshechas
De acaricia la nada
Y hurgar en la razón
De mi jaula de infortunios
diabólicos y santos
Todos en su afán de asirse al nuevo día
Olvidan la cruz del madero
Que llevamos como herencia.
El polvo rueda por todos mis rincones
Me lleva sin piedad
Al confín de una espera
Tenebrosa
E intensamente larga
Cuando mi corazón quisiera ser más hábil
Gritar
Reír
Sentirse
Soberbiamente
Libre, feliz y comprendido
Pero solamente llega olor a yerba seca
Y el humo que dejaron símbolos y mortales
En su paso inestable y confundido
Por eso no me resigno
A esta pausa sin origen
Donde no sé si soy, o nunca he sido
Mucho menos a ver los frutos secos
Y qué así porque sí
Repitan en La Mayor
Que fue mala cosecha
Y malo el regadío
Ya no me quedan fuerzas
Ni siquiera un suspiro
Para aspirar la calma
Tengo las manos crispadas
Y el alma al rojo vivo
Mientras voy convirtiendo mis abismos
En la morada del pájaro salvaje
Que sin saber
Dónde,
Cómo
Ni cuándo
Le cortaron las alas.