I
¿Para qué quejarte, hermano mío?
si Dios te ha regalado más de lo que puedas imaginar
te ha obsequiado las estrellas, el mar y el río
y sobre todo te ha dado la capacidad de soñar
II
¿Para qué quejarte, hermano mío?
Si tienes el más absoluto poder de la magia
Si tienes el poder de la alegría, amigo mío
De obtener los triunfos, la armonía
III
¿Para qué quejarte, hermano mío?
Si las aves te regalan sus cantos matutinos
si tienes a un gran Dios en quien confío
que te protege y te cuida con cariño
IV
¿Para quejarte, hermano mío?
Si eres libre como esa hermosa golondrina
No te detengas en tus propios desvaríos
Vive la magia de la vida, la razón de tu existir