“Por eso estoy a tu puerta, esperando” (Jaime Sabines).
(A Noelia)
Eres tan necesaria, y no lo sabes,
como no sabe nada del estío la brisa.
No lo sabes apenas en tu ausencia,
ni quizá cuando estás en casa junto a mí,
cobijada en aquella vieja manta que aspira
a ser aún un símbolo de callada ternura,
envuelta en libros graves o en solaces,
mientras yo me desvelo
en este afán insulso de estamparle al olvido
cuatro letras erráticas con vocación de versos.
Eres tan necesaria, y no lo sabes,
porque ves el paisaje al cabo de mis ojos,
el misterio cifrado que endurece mi alma,
y sabes lo que encubre enero entre mis manos,
esas pueriles páginas tranquilas y agrietadas
que anhelan entintarse con las tuyas.
Eres tan necesaria, sin saberlo,
que deberías bastarme y no me bastas,
y te ambiciono en este instante en que te escribo
y en cualquier otro acaso desprovisto de letras,
porque no sé si un siempre resulta llevadero,
porque si existes lejos es un festejo inerte
el largo pasadizo de la vida.
Pablo Cabrera
Enero de 2021