Una tarde melancólica
a Dios llegué a preguntar:
porqué mi pasión sistólica
nunca puedo dominar.
Que fuera pasión diastólica
yo le llegaba a implorar;
y de manera hiperbólica
me supo así contestar:
¡Tu pasión es tan diabólica
que te voy a castigar;
con una monja católica
que te pueda controlar;
y de manera apostólica
al cielo puedan llegar!
Autor: Aníbal Rodríguez.