Paloma mía.
Te invito a dar un paseo.
No me digas… no estoy lista.
Tu cauce es más puro, que mi manantial.
Luces, divina frescura, Primaveral.
Deslicémonos sonriendo.
Descendamos a las tibias aguas.
Para agitar nuestras alas.
Si las hojas secas,
Se pasean desnudas por el jardín.
Visitemos el edén.
¿No pecamos desperdiciando,
los tibios besos de la mañana?
Déjame profanar tu boca,
Y santificarla con mis labios.
Despojemos a las estrellas, de su radiante traje,
Para vestirnos, con sus brillantes luces.
Mi alma de ave es prestada,
Y alígeramente quedara…
Totalmente desplumada.