Tu voz, inconfundible
me llega como un eco
nacido en la montaña
y regodea mis oídos.
El eco repite incesante
la dulce melodía
que solias entonar,
tontamente enamorada
Sus notas las grabé ,
con letras indelebles.
Jamás podré olvidar las citas
de amor que a mi lado susurrabas,
apasionándome, con los besos
que guardabas celosamente
para mí, con sabor a cerezos.
Como nada es eterno, un día
nuestro amor se esfumó
en la bruma del enojo sin perdón
Hoy, agradezco a la montaña
por ésta hermosa fantasía,
que me devuelve el eco
con la ilusión de tenerte
de nuevo junto a mi-