Amanecer veintinueve
Un mes sin escuchar tu voz,
un mes de angustia por sentirte ausente,
no creo en tu paz,
sé que te muestras tranquila
para que no me preocupe,
pero quizá sufras por el desafío
de levantarte de la cama en que estás.
Siempre me preguntabas que hacer,
para no tomar tu las decisiones,
que quizá me contrariaran.
Te repito: eres libre, amor.
No te impongo el reto de sufrir por quedarte,
quiero tu paz,
esta vez solo tu mandas,
no sueltes la mano de Dios
y con El como guía,
toma el camino que te de la verdadera tranquilidad,
seguirás en mi, lo sabes,
me encanta mimarte,
hacerte un peinado diferente cada día,
arreglar tus uñas,
aplicar crema hidratante en tu cuerpo,
tomar tu mano inerte
y acariciar con ella mi cara,
en medio de tanta incertidumbre,
amo tenerte para consentirte,
mirarte detenidamente,
leer tu rostro,
que a pesar de la enfermedad,
sigue terso, joven,
nadie cree tu edad.
Yo quisiera no creer que te me apagas,
que lentamente te vas alejando de mi,
Pensar que despertaré en cualquier momento
y todo estará bien,
pero esta es la más cruda realidad.
No es justo para ti, sufrir ahora.
Quiero que te marches en paz,
sin dolor,
sin angustia,
como si soplara un viento suave...
la luz de una vela se apagara
y aunque oscuro,
todo quedara en paz...
Te amo y no quiero que sufras más, aunque mi alma...
explote en mil pedazos.
Ron Alphonso
23 de enero 2021