No te quedes sola en el camino.
No dejes que el viento aleje,
tus pensamientos.
Que el sol no seque tus lágrimas.
Que tus pasos no queden congelados,
Por el camino.
Que el niño que llevas en la panza,
no cese de gritar por el hambre que llevas.
El ruiseñor que te acompaña, sea como el,
hombre que te acompaño por la mañana.
Llevándote del brazo, escuchando el temblar
de las campanas.
Deja que se valla la calma,
con el viento del sur hacia el norte,
y las palabras se las lleve el viento.
Mas tu voz escondida y avergonzada se quede
dentro.
Para escuchar tu corazón gritando con el
alma, no, no me abandones no.