Nos adentramos a ese páramo de oscuridad;uno fácilmente puede olvidar las flores, los cielos,las calles y la ciudad.
Caminamos en el eterno pasillo oscuro; el egoísmo, la depresión y la ansiedad se nos vuelve pan de cada día. Nos llaman a toda hora, a todos los minutos y a todos los segundos.
Nos caemos: el cielo se torna gris, lo amarillo se torna gris, las personas se vuelven gris. Es como si el mundo se despintara.
Miramos al techo deseando que nada nunca pasara.
El limbo; ardiente y doloroso. Uno se vuelve frío. El corazón se nos vuelve plomo. Los sentimientos se hacen polvo. Los colores se marchitan.
Y no queda más que sólo la triste realidad.