Puertos de mar
con olas que dormitan
en las resacas.
Van a las playas
las aguas de esos mares
para soñar.
Van a los muelles
las barcas y marinos
a descansar.
Puertos y costas
de gentes marineras
que bien conozco.
En ellos cantan
ochotes barquereños
en las tabernas.
Allí las algas
se mezclan con los peces
y buscan vida.
Manos que buscan
el pan y medicinas
que necesitan.
Y entre el salitre,
curtido del nordeste,
surge el milagro.
Alguien sonríe,
pasea por el muelle.
¡Son las gaviotas!
Rafael Sánchez Ortega ©
09/09/20