Con los años que cargo,
en la mochila de mi vida,
voy al paso tardo y agobiado
por caminos de penas,
de infortunios y tristezas.
Marcho por el angosto sendero
de olvidadas alegrias,
en procura de reencontrarme
con ellas y volver a disfrutarlas
Transito las madrugadas
en busca de esperanzas perdidas
en amaneceres de alcohol,
a la sombra de las nubes
que ignoran al sol.
Oteo el ocaso, en las tardes
del invierno cruel y frío
transidas por el tedio,
y me veo en ese mismo ocaso
sólo y sin amor.
Añoro los besos perdidos,
y en la historia de mis labios
bailan los besos de amor
que dí, borracho de pasión
Sufro por lo que perdí
pero no me arrepiento,
los viví con la intensidad
felíz de esos momento
que ya nunca se habrán
de repetir.