En un sueño inolvidable
pude disfrutar tus besos,
pude acariciar tu cuerpo
y con gran ternura, amarte;
con tu inmensa luz, llenarme,
disfrutar todo momento,
en otro espacio sin tiempo
pidiendo a Dios que no acabe;
sin embargo aquel Edén
al despertar, terminó,
y se esfumó aquel placer
como en triste ocaso, el sol:
mi almohada yo mojé
y suspiré por tu amor...