Cuando te fuiste me hiciste sentir que no me querías ni un poco.
Sentí que soy insufrible e insoportable.
Sentí que no soy lo que quieres para tu vida y que toda nuestra relación pende de un hilo.
Me mordí el labio para saber si soñaba o estaba despierta.
Caminé por todo el recinto tratando de revivir en mi mente cada instante de la noche anterior, una brisa de calma me rozó el rostro diciéndome que nada de lo que hice estuvo mal, el sentimiento se disipó pero no se fue.
Las canciones, las conversaciones interminables, las frases de buenos días y las promesas se sostienen con la presión del aire que te gastas al pedir explicaciones.
Ojalá un día la vida te de el golpe de las rosas para mostrar el camino correcto, a los brazos correctos, no importa que no sean los míos.
Paulina Dix