Con tu brisa matutina
le di luces a mis letras,
y en mis estrofas penetras
como práctica rutina.
Llegada la vespertina
atravesando las redes,
el arte no tiene sedes
ni mucho menos portal.
Tu nombre será inmortal
en el Parnaso Mercedes.
Encauzaste mi caudal
a través del pensamiento,
me diste en todo momento
apoyo incondicional.
Brotaba del manantial
tu gramática poética,
hizo brillar a la estética
adornando cada verso,
lo largo de este universo
se define con la métrica.
Quiero rendirte tributo
siempre estaré agradecido,
tu diste luz y sentido
a mi vestido de luto.
Tu carácter impoluto
símbolo de honestidad,
en tus labios la verdad
por la clásica matriz,
que iluminó al aprendiz
con tu brillo de humildad.
Aprendí el arte menor
en cuarteta y redondilla,
lo que fuera una cosquilla,
busca un sendero mayor.
Todavía en el albor
a veces hago un soneto
y mi pensamiento inquieto,
quiere encontrar la razón,
y aunque ponga el corazón,
siempre me sale “choreto”.