Tomó asiento
Mientras la tormenta asoma
Mi ventana con sus oscuras nubes.
Rodean mi hemisferio,
Su efímero tormento
En forma de estruendo
No me asusta. Ni siquiera aquél león
Que yace ocultó entré la brevedad.
No me asusta encontrarlo de frente.
La luz se estremece
Ante su apariencia lumínica
El cual resalta imponente
Entre contraste opaco.
Yo sólo saco mi bolígrafo,
Sacó de mi boca estas palabras
Como balas la plasmó en la piel
Blanca de la hoja.
A quemarropa destruyó
Y reconstruyó lo que en mi mente
Instruye. Mientras indicaciones
Son ejecutados hacía mis dedos
Mientras destruyen dogmas
Hacen que las rimas germinen del polvo
Y asi despliegar sus pétalos.
Al caer en ellas húmedas lágrimas
Contenidas de recelo y alegría
Me dejó llevar por la inspiración
Que me incita aquella bestia
Mientras escuchó la melodía
Que la diosa imaginaria
Derrocha en mis tímpanos
Mientras me empapa el frío
Rocío que desprende aquéllos
Pétalos de algodón.
Y aunque yo intuyó,
Que soy el prófugo cuyo
Objetivo es claro... correr
Hasta quedar cojo
Y que de mis ojos lloren
Por la gloria se me escapé
Un gritó de victoria
Al vencer al destinó
Y superar cada desatino.
Al igual que el fuego culminó
Con el paraíso del carbón
Que deja a su paso crea
Nueva vida entre los escombros
Mis hombros son fuertes
Como los de atlas deje atrás
Desolación y penas amargas.
Dejé el aliento en cada recorrido
Comencé este viaje sin nada en las manos.
Mirame ahora dominó
Mi caminó, hago de domino
Los obstáculos que me dio
La vida; ya que para mi
La poesía al igual que la vida es un arte.