Al menos esto es mío.
O lo fue. El cráneo
invertido, y la razón
orgullosa. El victorioso
reclamo de las aves,
planeando sobre mapas
de desidia, los árboles,
meditabundos como ofrendas.
Yo pensé, en tantas ilusiones:
caminar suelto por el mundo,
iniciar rutas.
Nada más. Fantasmas
de la memoria, que se inundó
de débiles imágenes.
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