EN ESTA NOCHE DE LUNA
LABERINTOS DEL ALMA
En esta noche de luna, quiero invitarte a pasear por los laberintos del alma.
Laberintos llenos de recuerdos, de vivencias, de anhelos, de pasión con toda la inspiración que nos da la noche con la magia de las estrellas.
Los laberintos del alma son tantos que hasta se hace difícil por donde comenzar.
Bueno, bueno comenzaremos por los laberintos de la ansiedad, ansiedad que tememos a lo desconocido.
Los laberintos del temor, tememos al rechazo, al fracaso, al abandono, a la traición y en algún momento a la misma muerte.
Laberintos de los encuentros y desencuentros, de abrazos recibidos y ofrecidos, y los que jamás dimos ni nos dieron.
Laberintos de pasión y lujuria, quien diga que jamás pensó en esto se está mintiendo a si mismo.
La pasión y la lujuria dos amigas que se pasean dentro de cada uno de nosotros, con la fantasía de hacerlas realidad.
Laberintos de risas y llanto, risas compartidas y llanto por amores perdidos, o por amores no correspondidos o por amores que jamás vivimos.
Laberintos de esperas, nos pasamos tiempo esperando a ese gran amor, a ese gran empleo a ese viaje inolvidable que nos haga olvidar, que nos haga soñar, y hacerse realidad, pero que hacemos mientras esperamos, alimentamos los deseos de lo que nos gustaría vivir o poseer.
Al final de este recorrido por los diferentes laberintos, la madrugada, el día nos trae a la realidad y lo mejor que nos sucedió fue haber recorrido todos nuestros laberintos internos, que están allí esperando a ser vividos realmente, y poder disfrutarlos con pasión, de los buenos nos regocijan el alma, de los malos también se aprende, todo el camino recorrido es nuestro bagaje de emociones, sensaciones y realidades que nos ayudan a continuar con nuestro viaje enriqueciendo todos nuestros laberintos del alma.
Querido amigo, como están tus laberintos, te atreves a compartirlos conmigo?...los visitas, los alimentas o simplemente los ignoras, por temor al qué dirán.
Te invito a que los recorras porque al final del viaje entenderás que bien valió la pena el recorrido por los laberintos de tu alma.