Quizás siempre que te veo,
que te siento, que te huelo,
que repito sin sentido
cosas que llevo muy dentro
sin importarme la rima,
el color, el aspaviento,
el verso que va saliendo
con cadencia de molino
y el que dormita sin miedo
dentro de toda mi vida,
me estremezco si resuelvo
encontrar la paz interna,
mientras miro sin vergüenza
tus ojos de sueño y vuelo
hasta la altura infinita
que bendice mi destino
de poeta que es artista
de la sílaba escondida.