Tendré que darle paso a la nostalgia que tomo mi mano,
Deje que simplemente se exprese con la tinta la cual se funde bajo mi piel.
Ella fue la margarita en este huerto, que yace tan seco y solitario
El cual antes albergo un paraíso que ahora yace entre los escombros de un recuerdo.
Despunto el bolígrafo en cada uno de estos versos,
En el cual narro como sobrevivió el único Adán de la percepción de su Eva
La cual hace tiempo de él se olvidó cuando se marchó.
Abrazó la herida, cargo el fusil y disparo a quemarropa
al inocente papel.
Libere las miles de mariposas monarca que embarcaron vuelo
a otros cielos dejándome tendido en la soledad de un desértico paraíso.
En esta basta nada, donde el hada se fue a la Antártida.
Para que nadie pudiera ver sus lágrimas.
Cupido hizo un trató conmigo;
Él se olvida de mí, mientras yo no digo que el amor no existe.
Aunque sé que es para que su reputación no decaiga...
Dime como me desahogo del deshago, si me ahogó en lo obvio.
¿Qué hago?
Si valgo poco y nada.
Vivo dentro del manicomio microscópico que este espacio vacío.
Vago entre sus vagones de un tren viajando a un pasado
donde me evoco hasta perderme en su realidad
que se opaca y me carcome.
La nostalgia me corroe con sus lágrimas.
Pobre desventurado que cree escuchar
Sus propios pasos, mas no se da cuenta
Que es sólo una simple ilusión
producto de esta imaginación nefasta.
En el cual trato de buscar el alivio
bajo el olivo.
Ebrio de soledad.
Hebreo triste que perdió su fe.
Pobre astronauta que trata de rellenar
el espacio occipital ahuecado que dejaste en mí.
Trató de sobrevivir ante el calvario de las horas oxidadas.
Decaigo ante el desolado lugar...
Que alguna vez albergó tu ser.