Un invierno en el que la sangre se te congela y el corazón se aletarga.
-Respirar ahora no es razonable-
Sentado a tu lado sobrevino el deshielo. El torrente de sangre zarandeó mi cabeza y arrasó con todo hasta los pies.
-Calor a velocidad de vértigo e intento de freno frustrado por tu sonrisa-
Tus ojos brillantes son preludio de un sueño a media tarde en el que no encontraré tu abrazo.
La música finaliza un beso de despedida inevitable y doloroso.
-Yo no soy quien te dicen que soy-
(El Chivo)