A oscuras dos cuerpos se unen.
Se vuelven uno con el cosmos
Vuestros cuerpos se consumen
Entre besos y caricias.
En el silencio nace el cántico
De una sirena. La luna
Nos ampara en la oscuridad
Del cuarto, el corazón nos delata.
Nos ata la nostalgia,
Que produjo la distancia.
Recorro con mi manos tu extenso
Mar, disfrutó en cada beso
Rasgar su piel.
Debajo de la luna...
Me vuelvo preso de aquél ángel.
Disfrutó del sortilegio
Que en sus ojos impregna.
Siento desfallecer mi alma
Al tocar la calidez de sus mejillas.
Y escuchar el rescindir de su agitado aliento
Calmo mi sed al beber
El elixir de sus labios,
Voy perdiendo la cordura
Al apreciar la ternura
Que se refleja en su mirada.
Debajo de la luna...
Renace tu cariño.
En cada noche apreció
La belleza de tu desnudez
Cada vez más es más fuerte
El sentimiento.
El fuego nos consume hasta volvernos
Ceniza renacemos
Con sólo sentir la caricia de la brisa
Yacemos ocultas de la mirada celosa
De la estrellas.