Ana, cuéntame cómo es el camino, describe con detalles, como lo hiciste en vida, qué hay más allá.
Cuéntame, ¿Te encuentras bien? La respuesta seguramente la sé, porque estás en el paraíso.
Aún me resta por recorrer una larga brecha, con intenciones de llegar a esa puerta, que todos sabemos, es tan estrecha.
Cuéntame, tal vez encuentre un lugar reservado junto a ti, que he de merecer cuando cumpla mis encomiendas.
Sé que esperarás por mí en ese majestuoso lugar, lograré llegar hasta donde estás, para coincidir en la eternidad y entonces, ¿Me explicarás cómo lograbas hacerme feliz?
Me esperarás, allí, donde la felicidad no se conforma con un simple final, pero antes, terminaré la última de tus obras.