Geja Alaras

El trato I.

Te propongo un trato,
entre este poema,
y tu tristeza.

Te intercambio una sonrisa,
por lágrimas tuyas,
para que sin dolor y prisa,
tus penurias huyan.

Como un eco en la cueva
de tu corazón,
resuene tu alegría,
y como nota
de una canción,
lleven a tu sonrisa a la armería,
de la revolución,
de tus alegrías,
y su magnífica revelación

Sin miedo a perderte,
aventúrate a la vida,
hace un segundo,
dijiste que no podías,
y ahora estas, leyendo esto,
resistiendo la caída,
estas existiendo,
y más que eso,
a los dolores sobreviviendo.

Por favor, no bajes los brazos,
si te quedas sin fuerzas,
yo los sostengo,
y si te quedas sin ganas,
las mías te entrego.

No penses,
ni un solo segundo,
en dejarte vencer,
que primero se acaban las letras,
que la fuerza de tu ser.

No sos una persona solitaria,
me tenes a mí,
a este poema,
te mando un abrazo,
y sin dudarlo,
a tu fortaleza halago.

¡No te detengas!
Que si los segundos van lento,
es porque a nadie esperas,
¡No te detengas!
tus brazos son capaces de vencer tus miedos,
y al mundo entero,
¡No te detengas!
¡Que yo te quiero!
¡No te detengas!
¡Que sos mi orgullo entero!
!No te detengas!
Que solo con una sonrisa…
vences al sufrimiento.