El mundo está de cabeza
literalmente...
ya nada fue igual desde la muerte
de Lucía de La Puente
y los abismales gemidos de los asnos
repelían las exhalaciones de los policías
reventaban los prostíbulos donde los bebés
dibujaban carritos y animales de cartón,
ya nadie dormía desde la era del hielo
y yo solía escupir a los lagos secos y emocionados
solía tocar mi piano en cementerios de felicidad
los muertos me aplaudían a rabiar
y reían y hacían chistes que yo no entendía
eran días de alegría e incomprensión