Raiza N. Jiménez E.

Auschwitz: tan cerca.-

 

Con la angustia pensé en un sagrario,

y cómo se transformó en Holocausto.

Quería saber y ver ese raro escenario, 

que fue brutal y dejó un final infausto.

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Polonia, a ti llegué a ver las verdades.

Desde niña veía el drama con horror,

en tu suelo y recintos se fraguó dolor.

Venían inocentes de disímiles edades.

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Nunca imaginé en mis precocidades,

que tal infierno existiera, en realidad.

Allí, se cometieron magnas crueldades

y lo que se dijo, era una gran verdad.

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Juré que iría, no quería, me contaran

lo que mi sensible corazón percibiría.

Y así lo hice, aunque unos se burlaran.

En mi alma sabía que era una osadía.

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Obstáculos se cruzaron en mi camino

Pero, mi afán de llegar fue más fuerte

Y llegué, para mirar la obra del asesino.

Todo se dio como esperaba, tuve suerte.

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Aquella soledad testigo de tal tragedia

aún me habla al oído y escucho el grito.

Cuánta pena, tanta injusticia que asedia.

Y, allí, por los caídos, hice de la fe, un rito.

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Mi curiosidad no mató la pena y el dolor.

Sí, me hizo más humana y más sensitiva.

Miro atrás y agradezco que vi el horror

y, hoy reconozco las conductas lesivas.

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Auschwitz, aún existe, donde hay verdugos.

En los suelos teñidos de sangre inocente

y donde han habido inmolados por los yugos.

Allí, quedó el mal, como recuerdo viviente.

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Mi alma teme por éste, mi suelo que sufre...

Venezuela está de luto y la maldad la cerca,

Satanás anda tirando sus vapores de Azufre.

Oración pedimos, pero la gente es muy terca.

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¡Nunca se ha de olvidar el mal que acecha,

 ya que a esta hora el mal no tiene fecha!