Treintaitres articulaciones
y veintiséis huesos
calzaron las cutarras
con leguas de cansancio
y un color de cielo
recogiendo golondrinas
en sus sienes
bajo el sol encomendero
con cruces de sudor
y el ronco pecho
de piedra en piedra
por el día espeso
que se nutre de la tierra
como el viento.
Nació y vive campesino,
bujeando el nombre
en su esqueleto,
subiendo el surco
fértil de atardeceres
como el suelo.
Hoy pueblan el territorio
nombres exóticos
y el caudal de los rios
se vuelve inquieto.
Sé anclaron belicosos
volcanes frente al cielo,
partiendo en dos la mañana
provocando incendios,
dejando tras de si
crepúsculos de tiempo.
He visto arder la rosa
y caer al suelo,
pero ni sus cenizas
hoy vienen a mi encuentro.
Murmuraba el campesino
ya tarde en la noche
al caerle sereno.
Hubo días que el amor
demoraba en su vuelo
y su aroma,
hacia estrepitar hasta lo etéreo.
Añoro esos días
que atravesando
la piel del almanaque
en paz trabajaba el surco
sin siquiera fruncir el ceño.
Campesino soy que labra la tierra
con el sudor de su frente
y esfuerzo en el campo.
*BUJEAR es un panameñismo. Un canto típico de los trabajadores del campo.
JUSTO ALDÚ
Panameño
Enero 2021
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