Gial

Ajenos

     Sé que no eres mío, pues yo tampoco soy tuya, pero solo imagina por un instante que fuéramos el uno para el otro, hasta el mismísimo Eros sentiría cólera por nosotros habernos juntado sin su consentimiento. Imagina todo lo que podríamos hacernos con tan solo nuestras miradas, todo el caos que crearían nuestros labios y los terremotos y tsunamis que se formarían en nuestros cuerpos.

 

     ¡Vaya que parece toda una historia perfecta! Hasta de película, si profundizamos un poco más, ¿no te parece? Pero querido, seamos realistas, somos ajenos el uno al otro y de mundos completamente diferentes...

 

     Tú allá, yo aquí.