Existen corazones
incoloros, que se ahogan
en el vacío y nunca más
consiguen sobresalir;
son corazones llenos
de ternura y tristeza.
Corazones pálidos
que nunca se atrevieron
a quitarse el vestido,
y que todavía esperan
que un amor les deslumbre.
Corazones víctimas
de su ley incomprensible;
ellos sólo conocen
la alegría de unos brazos
seductores y ebrios.
Amar es su destino.