Preguntas que tengo siempre
y que nunca contestás
que no te importan pensarlas,
que casi siempre ingorás.
Preguntas que no te hago
porque total para qué,
si solo te pongo triste
o te enojás sin querer.
Preguntas que me pregunto
cuando me voy a acostar,
cuando camino en la calle,
cuando me pongo a bailar.
Preguntas que nunca te hago
pero tendría que hacer,
que demuestren el misterio
de tenerte que querer
por las cosas que en silencio
a veces creo que sé.
Mientras me quedo pensando
si vale la pena ver
las cosas que no conozco
pero que quiero saber.