Dejé de ser sin que nadie lo percatara,
no fue posible sostener mi cuerpo,
algo se alejó en mí,
inerte me confundí con el aire.
Solo un estar en el vacío,
ingrávido el pensar se detuvo,
y se llenó de vigor el sentir a lo lejos,
letanía que te ahondas sublime.
Las paredes de mi piel desnuda,
vulnerable de pasos lentos,
la bruma late con mi alma,
el velo cae al universo.
Restos de mí se hacen infinitos,
respirando la serena soledad,
donde mares de vaguedad infinita,
inundarán el espíritu y luego renaceré.