El día que te conocí
fue un día diferente,
porque ese día sentí
que te amaría para siempre.
Han pasado treinta años
desde aquel día grandioso
y aun sigo a tu lado
contento y muy dichoso.
El tiempo ha sido fiel
y generoso conmigo,
nunca dejaré de amarte
porque también soy tu amigo.
El día que te conocí
como iba yo a saberlo,
que tu junto a tu nombre
era un regalo del cielo.
Tu admirable paciencia
ha sido una bendición
y por errores pasados
ya recibí tu perdón.
Mi carácter recio y duro
tu dulce como un bombón,
fuiste el fiel de la balanza
para mantener la unión.
Fácil es enamorarse
sin ninguna condición,
difícil es mantener
treinta años la relación.
Ya la vida nos premio
por tanta dedicación,
con una hija maravillosa
como una bendición.
Autor: Alejandro Díaz Quero
Villa de Cura,23/01/2021.