Raiza N. Jiménez E.

Burlar a la muerte.-

Negras y silenciosas son las noches,

frías como las estepas invernales.

Solo se siente el ruido de los coches

y cuerpos juntos ante fríos invernales.

****

Ninguno piensa en qué verá el alba,

arrinconados, cuerpo a cuerpo, lloran.

Susurran unos: de esta nadie se salva.

Se oyen los llantos y todos imploran.

****

En la caminata uno, encontró un hueso;

¡Vaya tesoro, con este, abriré caminos!

A mi Dios pediré con la fe que profeso;

Decidido voy a vencer el cruel destino.

****

Eran esclavos, ofertados a la muerte.

Limitados a su suerte, todos se ayudan.

Ellos sabían que se jugaban la suerte.

Hay peligro y uno con otro se escudan.

****

¡Quién no ha parafraseado a la muerte,

no entiende que, a veces, hay suerte!