Pareciera imposible hablar a tientas
de la impostergable llegada del ocaso,
justo cuando el sisón surca el paisaje
a la hora en que se suicidan,
así mismas,
las imágenes citadinas de la tarde.
Pareciera que se detiene el tiempo
cuando veo pasar las nubes
y abril por la mañana solo deja
tras la estela de los días continuados,
las delicias del candor bajo sus huellas.
Siempre conservo un rosal
por si el invierno me sorprende despierto,
por si declara su olvido callejero
aquel sueño prestado
que ha dejado mi cuerpo en expiación.
A pesar de los pesares
tendré que contender con la zozobra,
de ser o no ser uno de tantos
perdido en el abrazo del silencio.
Autor…reh