Conocí del amor sus sinsabores
y viví de pasión candentes fuegos;
y bebiendo el licor de dioses griegos
me embriagó la ilusión de mil colores.
Nunca tuve temor a los dolores
ni esquivé del placer sus dulces juegos;
y perdido en deleites palaciegos
muchos cuerpos me dieron sus ardores.
En la cima de idilios pasionales
entregué mis caricias muy frenéticas;
y adorne con jazmines celestiales
las estancias divinas y magnéticas;
donde obtuve las gracias virginales
de mujeres sensuales y poéticas.
Autor: Aníbal Rodríguez.