El beso adolescente que recuerdas a diario:
el primer amor en los recreos de colegio,
el aroma impreso en devoción y sortilegio,
fotografía qué sigue oculta en el armario.
La promesa de vencer a cualquier adversario,
lágrimas que pagué por olvidar privilegio,
mis primeros labios que amordace en sacrilegio,
el primer nombre que completo mi poemario.
Origen de insinuaciones de mano atrevida,
primer corazón y musa que mi verso oyera
en ojos de adivinanza desconocida;
el primer Big Bang que mis emociones libera,
la caricia que dejó mi piel adormecida,
mi cómplice, mi primer amor, ¡mi flor primera!
Luis. Angel Castillo Aguirre
Los Derechos Reservados // 01-02.2021 //
Foto tomado de Red