Extrañando tus caricias
me hace el tiempo trizas,
y me siento naufraga
sin la frescura de tus aguas,
aunque a veces desespero
ante el silencio despiadado,
sé que estás ahí para mí
a la vuelta de la esquina.
El aire frio hela la piel,
pero tu recuerdo abrasa
y mi pecho se inflama
del amor que te profeso.
Aún queda tanto por crear,
cuántas cosas por reinventar,
como trazar arcoíris en la mar,
estrellas en la lluvia y sorber
de tus labios vida, mi santo grial.