Se tiñeron de sangre los campos,
los hogares de luto vistieron;
y cantaron sus trinos los pájaros
con las notas de tristes lamentos.
En las sombras quedaron los cantos
de los tales guerreros del pueblo;
y los grandes principios cambiaron
por la gran ambición de dinero.
La esperanza que habían sembrado
mutaría en tristeza y en miedo;
y los sueños se hicieron marasmos
observando surgía de nuevo,
un feroz y nefasto tirano
que rompió los preciados anhelos.
Autor: Aníbal Rodríguez.