Leoness

Paseando por la ciudad..., dos

Calle estrecha y empinada

cuesta, en otro tiempo deseada

en que circulaban con carga pesada

arrieros en busca de posada

 

 Sus balcones, en miradores se convertían

 Y de curiosos se llenaban,

para ver lo que transportaban

y engalanarse para comprar cuanto vendían.

 

Al fondo, La Catedral pintaba,

en su lienzo magistral y divino

la estampa que brotaba.

 

Terminada la jornada de mercadería,

las huestes a marchar procedían

para regresar a sus aldeas, con su tendería.

 

Ahora, a caído en desgracia

la medieval costumbre

pues, lo fresco, ¡no tiene gracia!