Pedazos de cielo, de gloria, de ocaso,
de cantos al barrio, al tren, al mercado,
al vuelo de un ave tan enamorado
que arriesga la vida por ver a su amada.
Retazos de besos, de abrazos, de encantos
que me han hechizado en tiempos de antaño,
cuando yo era joven, bonita, sincera,
y el mundo se abría delante unas puertas
que estando tan lejos yo apenas miraba.
Jirones de vida, de alma, de retos,
que nadie podía ayudarme en mi nada
y que de mi curiosa mirada embargada
cada cosa nueva solo adivinaba.