El secreto yace en desvestir de primera su sonrisa
Con la rozadura que perdura en la punta de los dedos
Debe embeberse la ropa, mas disipar todos sus miedos
Que saltan y se contraen, detrás de su camisa.
Cuando el aliento se acelera, no enseña para deprisa
La paciencia es un poder de maxima potencia
Se trata de disfrutar, para repetir tal experiencia
Sin temerle al placer, sintiéndose sumisa.
Que delicia, que manjar, que concupiscencia su piel paisana
Suave de porcelana y sin embargo morena como trigo
Y tan instigador el mar sudado, que llega hasta su ombligo
A colmar su castillo de arena, como mar a su ventana.
Al dar el si sus labios, la lujuria no espera tan lejana
En la curva de su cintura, en el pliego de su frente
Su consentimiento y calentura no son tan diferentes
Lo sientes mas intenso, al unir ambas su cama.
Los gemidos indomables, que sobre las sábanas se derrama
Serían sentidos igual, si estuviera dando un no absoluto?
Se haran mas largas las horas, mas cortos los minutos
Cuando a llantos ahogados tu nombre le llama.
Consentimiento en cada uno de sus indomables movimientos
Pues el deleite se entrega siempre de ambos costados
No quedara palabra no hablada ni sentimiento no expresado
Pues se habra manifestado todo, en su consentidos actos sedientos.